Las tendencias alimenticias actualmente apuntan a la búsqueda de fuentes alimenticias más sanas. De esta manera, semillas como la chía, el sésamo, el teff, la quinoa, el amaranto, entre otros, se convierten en grandes aliados para la nutrición, ya que contienen concentraciones de vitaminas, minerales, proteínas, aceites esenciales, hidratos de carbono y fibra que ayudan a que nuestro organismo a funcionar mejor.

Chía

Respecto a la chía es importante conocer que poseen un alto contenido en Omega 3, el cual ayuda a reducir los niveles de “colesterol malo” y en consecuencia contribuye a conservar las arterias limpias y a evitar la formación de placas de ateroma (cúmulos de colesterol en la pared de una arteria), en otras palabras, el consumo de chía favorece el flujo sanguíneo y ayuda a mantener los niveles normales de presión arterial. Además, son una fuente completa de proteínas ya que contienen casi todos los aminoácidos esenciales (sustancias que el organismo no puede fabricar y que son necesarios incorporar mediante una fuente externa como es la alimentación).

De esta manera la chía contiene lisina, metionina y cistina, y en un porcentaje aún mayor que el de otras oleaginosas. Contiene además hidratos de carbono que se presentan mayormente en forma de fibra soluble e insoluble, las cuales otorgan variados beneficios a los procesos digestivos, regulando y mejorando el tránsito intestinal. Son ricas en calcio (pero de baja biodisponibilidad), fósforo, potasio, zinc, manganeso, cobre, vitamina E y es una buena fuente de vitaminas del complejo B (fundamentalmente niacina) estas evitarían el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. (Secretaría de Agroindustria de Argentina 2015).

Lo que refiere a usos, las semillas de chía se pueden utilizar en la cocina de forma natural en ensaladas o simplemente adicionar una cucharadita en productos de panadería como galletas o cake para que ganen viscosidad; también se las consume molidas realizando una harina de chía, con la que se podrá realizar un sin número de preparaciones entre estos postres y pasteles mezclandolos con la harina convencional; pueden dar viscosidad a las preparaciones que contengan líquido ya que está semillas absorben el agua y le dan un textura más gruesa a la preparación; y se puede realizar un gel energético con las semillas de chía combinandolas con otras preparaciones. (Llivicura 2017).

Sésamo

En cuanto al sésamo, contiene altos porcentajes de ácidos grasos insaturados, lo cuales (junto a la lecitina), contribuyen a disminuir los niveles de colesterol sanguíneo. Además, es rico en metionina, aminoácido esencial que debe ser ingerido en los alimentos debido a que el cuerpo no lo produce. Además, contiene un alto contenido en azufre, mineral que resulta beneficioso para la piel, las uñas y el cabello. Aportan también vitamina E que actúa como antioxidante y vitaminas del complejo B que ayudan al funcionamiento del sistema nervioso.

Poseen un buen aporte de calcio, el cual se encuentra mayoritariamente en la cáscara y se presenta en forma de oxalato de calcio por lo tanto es de baja biodisponibilidad. Contienen además, en menor medida, fósforo, hierro y magnesio. Tienen un alto contenido en fibra lo que favorece la función intestinal. (Secretaría de Agroindustria de Argentina 2015).

El sésamo es muy utilizado en el ámbito gastronómico, para el salteado de carnes, pescados, y verduras, para darle realce a la preparación”. Otro de sus usos, es simplemente añadiéndole una cucharadita a la preparación de un producto de panadería (más utilizadas en la repostería internacional), a un yogurt, o a una ensalada y su uso tradicional está presente en los panes de hamburguesa. (Llivicura 2017).

Asimismo, destacar que “el ajonjolí posee un alto valor nutritivo y su aceite es de mejor calidad que del resto de oleaginosas, por eso es más demandado en procesos que requieren de mayor duración del producto preparado con aceite. Por tal motivo, no es de fácil acceso para los hogares, debido a su alto nivel de calidad que se traduce en un mayor precio con relación al resto de aceites. (Banco Central de Nicaragua. S.F.)

Ante estas y otras características las semillas como la chía y el sésamo forman parte de los ya conocidos superalimentos, con grandes propiedades y beneficios para la salud. Por lo tanto, los productores y empresarios que quieren sobresalir en la industria agroalimentaria a nivel mundial debe conocer cuáles son las tendencias que marcan el consumo a nivel mundial y tomarlas en cuenta en el desarrollo de sus nuevos productos y la mejora de los actuales, con el fin de darle valor agregado y competitividad internacional a su producción.

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Referencias bibliográficas

Banco Central de Nicaragua. S.F. Revista de comercio exterior. Recuperado de: https://www.bcn.gob.ni/publicaciones/periodicidad/historico/sinopsis/5.pdf

Hernández, E. 2016. La importancia del incremento en el consumo de chía en el ámbito gastronómico. Revista Revista Conexión de Hospitalidad y Gastronomía. Recuperado de: http://www.aliatuniversidades.com.mx/conexxion/wp-content/uploads/2016/09/CHyG_12_Art_2.pdf

Llivicura, H. 2017. Aplicación de métodos de cocción y técnicas culinarias en semillas de amapola, chía, sambo y ajonjolí para el desarrollo de recetas. Tesis de Licenciatura. Universidad de Cuenca Ecuador. Recuperado de https://dspace.ucuenca.edu.ec/bitstream/123456789/28170/1/Trabajo%20de%20titulaci%C3%B3n.pdf

Secretaría de Agroindustria de Argentina. 2015. Pequeños alimentos con grandes nutrientes. Recuperado de: http://www.alimentosargentinos.gob.ar/HomeAlimentos/Nutricion/fichaspdf/Ficha_35_Semillas.pdf