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El Glutamato Monosódico preservante presente en todos los alimentos procesados

El glutamato de sodio, también conocido como glutamato monosódico (GMS, MSG en inglés) es la sal sódica del ácido glutámico, uno de los aminoácidos no esenciales más abundantes en la naturaleza. La Administración de Fármacos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos clasificó al GMS como Generalmente Reconocido como Seguro y la Unión Europea, como un aditivo alimentario.

El glutamato que forma parte del GMS aporta el mismo sabor umami que el glutamato presente en otros alimentos. Ambos son químicamente idénticos. La industria alimentaria comercializa y usa el GMS como potenciador del sabor, debido a que equilibra, combina y resalta el carácter de otros sabores. Algunos nombres comerciales del glutamato monosódico son AJI-NO-MOTO.

Su historia se remonta a 1908, cuando el bioquímico de la Universidad de Tokyo Kikunae Ikeda quiso reproducir el especial sabor que el Alga Kombu da a la cocina japonesa. Aisló el glutamato que contenía ésta y le añadió sodio de la sal común de mesa para convertirlo en un polvo y darle así estabilidad.

Descubrió así un nuevo sabor que añadir que es capaz de reconocer el paladar humano, dulce, salado, amargo y ácido, y le dio el nombre de umami (sabroso en japonés). Aunque habría que esperar a los años 80 para que se reconociera como un nuevo sabor. Se comercializó poco más tarde con la denominación Aji-no-moto (en japonés, esencia del sabor), un producto, resultado de un proceso químico, que ahora se encuentra en muchas mesas de todo el mundo.

El Glutamato Monosódico, o de sodio, es la sal sódica del ácido glutámico. En su forma natural es un aminoácido no esencial, que se encuentra en alimentos como el tomate, queso, carnes, champiñones, espinacas… e incluso en la leche materna, pero del que hablaremos aquí es del sintético.

Por sí solo, el glutamato no tiene un gusto agradable, sin embargo sí tiene la capacidad de potenciar el de otros compuestos.

Una de sus ventajas es que puede sustituir a la sal para personas que deben consumir poca o ninguna. Hace que las carnes y alimentos congelados tengan un sabor más fresco, las salsas sepan mejor y menos regusto metálico los enlatados y todos los productos procesados. En definitiva, engaña a nuestro cuerpo haciéndole creer que la comida es más sabrosa.

Hasta aquí todo parece perfecto, pero lo cierto es que el glutamato sódico es potencialmente dañino, pero no letal, debido a que el consumo de alimentos con GMS se ha asociado con algunos síntomas y malestares. En términos químicos el GMS contiene un 78% de ácido glutámico libre, 21% de sodio y hasta 1% de contaminantes.

¿Por qué debemos evitarlo?

El consumo de GMS puede causar dolores de cabeza, migrañas, espasmos musculares, nausea, alergias, anafilaxis, ataques epilépticos, depresión e irregularidades cardiacas. Ya que es una neurotoxina, daña el sistema nervioso y sobre-estimula a las neuronas llevándolas a un estado de agotamiento, y algunas de ellas eventualmente morirán como consecuencia de esta estimulación artificial. Además, consumir alimentos con GMS hace que los niveles de glutamato en la sangre sean más altos de lo que deberían ser, y si estos niveles se mantienen así, el glutamato se filtra al cerebro causando y contribuyendo a malestares físicos.

Un alto consumo de glutamato monosódico se ha relacionado también con un peor desarrollo de ciertas enfermedades como el Alzheimer, el autismo o la esclerosis múltiple. Y al tratarse de un aditivo, evita la sensación de saciedad, por lo que incita a seguir comiendo, y por tanto, puede inducir a la obesidad.

Conclusión

Para evitar consumir GMS es imperativo consumir productos orgánicos, naturales y preparados en casa y dejar de consumir alimentos procesados. Antes de comprar cualquier producto procesado (salsas, galletas, alimentos congelados y comida chatarra) lee las etiquetas, si tiene glutamato monosódico no lo compres. En ocasiones etiquetan al GMS de otra manera o es uno de los compuestos de: la proteína texturizada, el alimento para levadura, el concentrado de proteína de soya, la gelatina o el nutriente de levadura.

Los alimentos bajos en calorías o los que están enriquecidos con vitaminas, el almidón y jarabe de maíz, el jarabe de arroz y la leche en polvo, también contienen rastros de GMS.

Lee también las etiquetas de productos no-alimenticios. Algunos cosméticos, jabones, acondicionadores y champús también contienen pequeñas cantidades de este nocivo producto.

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Referencias

• Wikipedia
• Blogs La Vanguardia y Vivir con Salud

Eurofins, Salud, Latinoamérica, Calidad, Aditivos Alimentarios, Glutamato, Preservantes

  • Creado el
Autor: Rose Centeno Cuadra